12 DE AGOSTO DE 2009
SARRIA – PORTOMARÍN (24 km.)
Hoy ha costado levantarse a las 6:00, llevamos 4 días viendo salir el sol y se nota que nos pesa más el cuerpo (y la mochila). Y entre pasos he calculado que estamos a la mitad del camino; hemos adelantado bastantes kilómetros así que llegaremos dos días antes de lo previsto. Ya está visto que aunque uno quiera tener bien diseñada la ruta que va a seguir nunca se cumple; hay que decidir sobre la marcha.
Pronto hemos llegado a Portomarín. Un pueblo en versión nueva porque el original está enterrado bajo del embalse de Belesar. Tan solo quedan las dos iglesias románicas que fueron desmontadas piedra por piedra y se volvieron a construir tal cual estaban. Después de pasar el puente, nos ha recibido una larga escalinata y una calle con arcos apuntados que daban a la plaza principal. Un pueblo de lo más pintoresco y acogedor. Su albergue estaba abarrotado; era un desorden de mochilas, ropa y zapatillas.Desde Sarria a Ferreiros hemos llevado buena marcha. El camino ha sido suave aunque nos hemos sentido desarropados por los árboles, los prados verdes, aldeas con vacas y ovejas, casas empedradas y campos de grelos y maíz han pasado esta mañana po nuestros ojos. Al entrar en las carballeiras la niebla se licuaba al chocar contra las hojas y parecía que llovía.
Hemos almorzado una empanada gallega y hemos retomado la segunda parte de la etapa. Ésta ha sido más monótona de paisaje y más dura de asfalto con grandes bajadas, aunque nos han sorprendido una desbandada de cigüeñas que estarían mudándose a otro lugar. Todas al vuelo, con sus enormes alas desplegándose; sacudiendo el aire.
Después de la siesta ha aumentado el dolor en el tobillo, esto ya es serio. Durante el trayecto me he tenido que plantear la opción de abandonar; no podía andar. Al final me he salido con una tobillera, una pomada y unas pastillas antiinflamatorias. Parece que hoy vaya a ser un punto de inflexión; que pueda decir adiós al dolor. Crucemos los dedos.
Una foto, mil palabras 